#27 La bibliotecaria es una vampira, la historia detrás del libro (parte 1)
En la edición de hoy te invito a conocer los orígenes de mi último libro. En esta primera parte hablo de las bibliotecas escolares, las bibliotecarias, y la gran deuda que tenemos con ellas.
¡Bienvenid@ a la entrega #27 de Cabritas LIJ!
Cuando se habla de los orígenes de las ideas, se puede llegar a lugares extraños; rincones oscuros, húmedos y dejados de lado, como una biblioteca escolar. En ningún momento planifiqué escribir sobre vampiros o sobre bibliotecas, pero una serie de sucesos inesperados me llevaron —irremediablemente— a eso.
Advertencia de boletín largo.
La biblioteca del terror
En abril de 2022 llegué a trabajar a una biblioteca CRA de un colegio temuquense, y nunca pensé que duraría tan poco en el cargo de encargada de comunicaciones/bibliotecaria. Tal y como sucede en el libro, en ese periodo brevísimo de tiempo, me encontré con un espacio desordenado, montañas de libros sin codificar (y eso es literal, pues eran montañas sobre el suelo), cajas con textos varios, rincones oscuros y zonas de abudante moho…
La biblioteca llevaba mucho tiempo sin funcionar; es decir, estaba cerrada y sólo se ocupaba para las prácticas de baile entretenido a la hora de música, reuniones de profesores, sala de clases, sala de cine y de juegos, el lugar de la colación, de las conversaciones eternas y algunas charlas motivacionales.
Cuando llegué allí, no tardé en darme cuenta de que habían transformado la biblioteca en una sala multipropósito sin un objetivo claro; de hecho, ni letrero distintivo tenía por fuera. No era la primera vez que veía una biblioteca escolar presentada de esa forma. Tal vez para ti suene raro, o atípico, pero esta parte no es ficción. Las bibliotecas (y las bibliotecarias) merecen mucho más, y es una de las razones de la existencia de este boletín.
Pero continúo.
Mi misión desde el primer minuto fue darle brillo y limpieza con amor (gracias Poett de lavanda); avanzar en la codificación y organización (ahí me preparé harto, aunque debo agradecer mi experiencia en inventarios editoriales); y, finalmente, darle a la sala un poco de magia literaria por ahí y por allá: dibujos, plantas y un bonito letrero de bienvenida… MAGIA, o al menos eso intenté hacer por el tiempo que estuve allí. No obstante, cuando a la biblioteca escolar se le tiene poca estima y está en el último lugar de la lista, es muy probable que a la bibliotecaria se le trate del mismo modo.
La bibliotecaria:
En mi recorrido por distintas bibliotecas escolares del país (como cuentacuentos, tallerista o para promoción de catálogos editoriales), principalmente en la Región Metropolitana, de Valparaíso y en La Araucanía, he presenciado que, en muchos casos (aunque siempre hay excepciones), las bibliotecarias desempeñan un sinnúmero de funciones que casi te hacen olvidar que están a cargo de una biblioteca escolar.
De repente, esa mujer (muy pocos hombres en este cargo, de ahí la generalización femenina) se convierte en la profesora jefe del curso más problemático del colegio, organiza las rifas, es la “soa” de las fotocopias, la secretaria de reemplazo, el reemplazo del profesor que sea, o el reemplazo del reemplazo; e incluso, puede que te conviertas en la secretaria/recepcionista/portera del colegio ¡¡en el mismísimo Día del Libro!! Y la biblioteca puede estar cerrada en todas esas oportunidades o más, claro está.
Esta multifuncionalidad puede que te suene a algo nuevo, o quizá hasta te haya causado un susto digno de Halloween. PAUSA. Sé que debería estar hablando de procesos creativos, pero vivir esto fue parte de mi proceso creativo, por eso te lo cuento. Esta primera parte no es tan bonita, pero es real. Cabritas no es una revista de Literatura Infantil y Juvenil académica, así que les hablo desde el corazón y desde la empatía con mis colegas del mundo de los libros. Soy una simple escritora/periodista que se metió en las patas de los caballos, y a veces allí surgen las mejores historias.
La vampira:
Mientras estaba anotando recados en la recepción del colegio durante el Día del Libro, entré en razón. No me cabía en la cabeza que me pidieran estar allí y que la biblioteca estuviera cerrada en un día tan importante. ¡No debían separarnos! Es verdad que quedaban muchos libros por codificar, pero era el Día del Libro y la biblioteca estaba CERRADA.
Entonces tomé una de mis libretas y anoté el segundo recado del día. Fue cuando descubrí lo pésima que era para eso, porque mi cabeza al instante me dictó el primer capítulo de un libro que empezó a armarse "solito". Eran las primeras líneas de “La bibliotecaria es una vampira”, en cuyas páginas iniciales volqué todo lo visto y lo vivido, con la secreta intención de reivindicar las bibliotecas escolares como espacios trascendentes para el desarrollo de nuestros niños y niñas. Un lugar que no puede quedar abandonado o cerrado al público lector.
En la biblioteca pasan cosas increíbles, como la creación de una novela, pero para saber más sobre el proceso creativo de “La bibliotecaria es una vampira”, te dejo la invitación para que no te pierdas la parte 2 en la próxima entrega de Cabritas, que será el próximo miércoles en exclusiva, y donde también te presentaré una novedad de Escrito con Tiza que está maravillosa.
Te dejo una foto de adelanto.
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Un abrazo cabritoso,
Felu🍿
¡Ya quiero leer el resto de la historia! 😍